Interés General | Buscando información sobre la música de los correntinos, visitamos al VGM Ramón Orlando Mendoza en su Biblioteca de Autores Correntinos. Con esa sapiencia que brota en sus palabras nos contó algunos detalles de esta fecha y también de los cuatro músicos relacionados con el nacimiento de este estilo musical. | InfoGoya
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«El 19 de septiembre murió Mario del Tránsito Cocomarola. Rápidamente surge el Día del Chamamé por un proyecto en la Legislatura Nacional en su homenaje. Después le agregan, para darle más consistencia a eso, que también un 19 de septiembre falleció otro gran poeta, músico, creador de grandes obras, don Osvaldo Sosa Cordero. Entonces ahí ya tiene más color la cosa, pero nadie puede negarle a don Tránsito su trayectoria en el mundo del chamamé.
»Corrientes identifica el chamamé con cuatro grandes músicos: Mario del Tránsito Cocomarola, Ernesto Montiel, Tarragó Ros (padre) e Isaco Abitbol. Cada uno de los cuatro tenía su impronta y su estilo.
ERNESTO MONTIEL
»Montiel, nadie que conoce de chamamé puede negar lo que es el estilo Montielero. De un gran ajuste de instrumento, una gran digitación por parte de don Ernesto Montiel, los mejores cantores. Era un profesional que uniformó a los músicos, los vistió a todos de la misma manera y les pagaba un sueldo. Actúen o no, tenían que ensayar cuatro horas a la mañana y otras cuatro a la tarde. Entonces era imposible errarle a una nota. O sea, Montiel tenía una perfección en la cabeza y así debían ser.
»Además de su estilo propio tenía una particularidad, que no era muy popular para actuar en bailes o bailantas, en piso donde se levanta tierra entre sapukay y algunos líos. Montiel grababa discos, tocaba en teatros, en la Sociedad Rural cuando venía alguien importante como el príncipe de Holanda, por ejemplo; tocó en el Colón, tenía cierto nivel y su ámbito era la capital federal.
TARRAGÓ ROS
»Por otra parte, Tarragó Ros (padre). De Curuzú Cuatiá a Rosario en tren con el acordeoncito, los recitados de Estigarribia [Edgar]. Yo te decía hace un rato —¿Te acordás Tarragó de aquellas madrugadas? En algunas chacras después de tocar tu acordeón, volvíamos y en la ollita de tres patas nos rebuscábamos por el jare. —y todo el estilo tarragocero que tiene mucho de chamarrita y todo eso, porque cruza desde Corrientes pasando por Entre Ríos hasta Rosario. Pasando por la cosecha de algodón y toda esa gente. Era otro estilo y otro ámbito.
TRÁNSITO COCOMAROLA
»Mario del Tránsito en Corrientes y zonas de influencia, Chaco… Pero básicamente, Corrientes. Se quedó acá y empezó tocando el acordeón, antes que el bandoneón. Después encontró un ladero espectacular, que es un monstruo también, Roque Librado González tocando el acordeón, y ensamblaron magistralmente acordeón y bandoneón.
»Todos los chamamé al principio eran lisos. Así le dicen a un tema que no tiene letra. Entonces, Laguna Totora por ejemplo [tararea], nadie canta. Todos los temas eran así.
»Lo que hace Tránsito con respecto al chamamé, es incorporar a los poetas —que escribían las letras— y a los dúos (Hurtado Guerreño, Vera Lucero, Verón Palacios) y después tríos. Ese es un aporte al chamamé, que marca un estilo y una preferencia.
»Cada época tiene un contexto político. Por ejemplo, ninguno de los cuatro que te nombré (Tránsito, Ernesto Montiel, Tarragó Ros padre e Isaco) son los pioneros. Están Mauricio Valenzuela en Goya, Damasio Esquivel, Emilio Chamorro y un montón de gente, antes que ellos.
»Lo que pasa es que ellos son los que, cuando empieza a transitar el mundo del chamamé, aparecen con una dinámica y perseverancia que antes era estrambótica.
ISACO ABITBOL
»Después estaba Isaco. Empezó con Montiel en 1942, forman el Cuarteto Santa Ana. Montiel era pulcro, refinado, obsesivo con respecto a su música, estilo e Isaco era todo lo contrario, era calcino, fumaba, tomaba, era muy bueno tocando el bandoneón pero contrastaban en la personalidad. Entonces anduvieron de 1942 a 1944 más o menos, juntos y después se separaron por incompatibilidad de caracteres. Entonces, ahí Montiel toma las riendas del Santa Ana, le impone su estilo, el rigor de los ensayos y todo eso.
»Isaco siguió su mundo de bohemio, tranquilo y actuaba sin ningún apuro. Sin ninguna exigencia de nada ni pretensiones. Siempre fue más de la bohemia, de los amigos. Lo adoraban los tangueros de Buenos Aires porque él era más tanguero que chamamecero. Grabó también 12 o 15 discos con Roberto Galarza, el Trío de Oro, Julio Lorman, pero siempre ahí.
»En ese marco, mueren casi al unísono, en el mismo año Montiel, Tarragó y Tránsito. Isaco seguía en Misiones, venía acá en lo de Mingo Aranda, comían locro, estaba con los Ibarra, se iba al taller del Negro Bertello. Podía estar un mes acá pero no para actuar en un baile. Actuaba en LT6 con Carlos Mazzaro. No venía buscando cobrar.
»Raulito Barboza cuenta una anécdota, que estaba viajando de Corrientes a Buenos Aires en colectivo, cuando llega a Goya se enteró que Isaco estaba, bajó con su acordeón y empezó a buscarlo dónde estaba. Lo encontró y se quedó como 15 días Raulito acá también.
»Nunca Isaco fue reconocido en su real dimensión hasta que en 1982, ya habían muerto los otros tres, León Gieco y Gustavo Santaolalla hacen una gira que se llamó De Ushuaia a La Quiaca, grabando a todos los músicos de los pueblos de todo el país. Así lo descubrieron por ejemplo a don Sixto Palavecino en Santiago del Estero, uno que toca el violín; a la Banda Municipal de Morteros; Graban shotis de Antonio Tarragó Ros, que se llama Paí Julián; acá en Corrientes le graban a Isaco dos temas: uno en la estación de tren de Mercedes, La Calandria y otro en la estación de Curuzú Cuatiá, Paraje Bandera Bajada.
»En Goya esa gira histórica de León y Santaolalla —me la perdí porque estuve en Malvinas en esa época— se hizo en AMAD. Creo que actuaron Berta Miriam, Sebastián Thomas, Las Voces al Viento, toda la gente que pudieron rescatar. De todo lo que grabaron, sacaron cuatro discos “De Ushuaia a La Quiaca”.
»Lo que lo traspola a Isaco para ser un boomm fue Antonio Tarragó Ros que lo llevó a actuar con él en Buenos Aires, en el Conde de Palermo, Torcuato Tasso, San Telmo, en los boliches con los jóvenes. Cuando Antonio—se juntaban en esa época con Mercedes Sosa, León Gieco— lo anunciaba al patriarca y este le encajaba La Calandria, se venía abajo el estadio. También en el marco de que los otros tres ya no estaban.
»Desde ahí hasta su muerte, Isaco gozó de las mieles del reconocimiento» cuenta Mendoza.
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