Monseñor Canecín llama a recordar con gratitud a los difuntos y a vivir el duelo desde la fe

GOYA, 2 de noviembre de 2024. En el marco de la conmemoración de los fieles difuntos, monseñor Adolfo Ramón Canecín, obispo de la Diócesis de Goya, celebró una misa especial en el cementerio de Colonia El Porvenir, donde instó a los presentes a tener una memoria agradecida hacia quienes ya han partido. El obispo subrayó la importancia de rezar por los difuntos y reflexionó sobre el sentido cristiano de la muerte como un “tránsito a otra vida”, donde el alma comienza su recorrido hacia la eternidad.

En su homilía, monseñor Canecín explicó que “la obra mayor de misericordia que podemos hacer nosotros es rezar” para acompañar a quienes aún están en proceso de purificación. Este acto, señaló, es una expresión de fe y amor hacia aquellos que se encuentran en el camino hacia la plenitud celestial.

La esperanza en la resurrección

Monseñor Canecín también compartió una visión esperanzadora sobre el más allá, explicando que la muerte, para los cristianos, no es el fin sino una puerta hacia la vida eterna. “Desde Jesús, tiene sentido el dolor y la enfermedad, inherentes a nuestra condición humana. Con su resurrección, Jesús venció la muerte, y con él, tenemos la esperanza de una vida en el cielo donde no habrá sufrimiento ni muerte,” expresó.

En este sentido, el obispo mencionó a la Virgen María como ejemplo de fe, recordando su fortaleza al pie de la cruz. “Esa esperanza nos permite a nosotros estar de pie y caminar, del mismo modo que sostuvo a María en los momentos de mayor dolor,” agregó Canecín, destacando la importancia de vivir con la mirada puesta en el “cielo nuevo y tierra nueva” prometidos en la resurrección.

El consuelo en la fe y el valor del recuerdo

El obispo animó a los fieles a vivir el duelo desde la fe, pues este enfoque permite encontrar paz y serenidad en momentos difíciles. Reflexionó sobre la importancia de tener una memoria agradecida hacia quienes han partido, una actitud que permite recordar con cariño y consuelo a aquellos seres queridos que ya no están. “Desde la fe encontramos consuelo y serenidad. Así podemos tener una memoria agradecida de quienes se nos adelantaron al Padre,” señaló.

“Una sola vida, que se hace eternidad”

Para cerrar su mensaje, monseñor Canecín recordó las palabras del padre Julián Zini: “Hay una sola vida, que se hace eternidad.” Esta reflexión, dijo, ayuda a comprender el misterio profundo de la vida y de la muerte, ofreciendo una perspectiva que invita a valorar la vida presente como parte de un viaje hacia la eternidad.

La celebración en Colonia El Porvenir se convirtió, así, en un momento de reflexión y recogimiento para los presentes, quienes pudieron compartir su fe y renovar su esperanza en la vida eterna.

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