Una reunión del gabinete provincial en Goya, encabezada por el gobernador Gustavo Valdés y el intendente Mariano Hormaechea, terminó opacada por un hecho revelador: varios funcionarios fueron multados por no abonar el estacionamiento medido en el centro de la ciudad, evidenciando una preocupante desconexión con las normas que deberían respetar y hacer cumplir.
LA DOBLE VARA DEL PODEREl encuentro, celebrado el martes 29 de abril en el Club Social, fue presentado como una instancia de articulación entre la provincia y los municipios. Sin embargo, la noticia no estuvo en los anuncios ni en la agenda oficial, sino en la conducta de los asistentes, quienes estacionaron sin pagar, contraviniendo una normativa vigente para todos los ciudadanos.
GESTOS QUE EXPONEN LA INCOHERENCIADurante su discurso, el intendente celebró el protagonismo de Goya como sede del encuentro. Pero el gesto de incumplimiento por parte de los funcionarios terminó siendo el verdadero mensaje. Hablar de gestión moderna y desarrollo, mientras se ignoran reglas básicas de convivencia urbana, mina la confianza pública y refuerza la percepción de impunidad institucional.
LA LEY PARA ALGUNOS, NO PARA TODOSNo se trató de una visita informal ni de una situación aislada. La falta de pago fue generalizada entre intendentes, ministros, legisladores y presidentes de entes descentralizados. En ese contexto, resulta difícil sostener que fue un descuido. Más bien, evidencia una lógica arraigada en la cultura política: la norma como herramienta para controlar a otros, no para autorregularse.
EL VALOR DEL DEBER CUMPLIDOLos inspectores municipales que aplicaron las multas actuaron con profesionalismo. Su acción debería ser habitual, pero destaca precisamente porque rompe con la expectativa de impunidad. La novedad no debiera ser que un funcionario sea multado, sino que cumpla con sus obligaciones como cualquier vecino.
DE LA PALABRA A LOS HECHOSLa dirigencia política está llamada a mostrar coherencia. Ya no alcanza con proclamas de transparencia o eficiencia. Si no se respeta una norma básica como el estacionamiento medido, resulta difícil esperar responsabilidad en temas más complejos. Cada gesto cuenta, y este fue el equivocado.
EL RESPETO COMO PILAR DEMOCRÁTICOLo sucedido en Goya debería ser motivo de reflexión para todo el arco institucional. El respeto a las normas no puede ser opcional para quienes ocupan cargos públicos. Si la democracia se construye desde lo cotidiano, también puede erosionarse por pequeñas actitudes de desprecio hacia la legalidad. La igualdad ante la ley no debe ser un principio declamado, sino una práctica constante.
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