Valdés lanzó campaña con promesas recicladas y un discurso electoral cargado de autobombo

En un acto partidario que disfrazó de gestión, el gobernador Gustavo Valdés encabezó en San Luis del Palmar una muestra más del uso de recursos públicos con fines electorales. Sin anunciar candidatos ni propuestas concretas, proclamó sin pudor que su alianza oficialista «Vamos Corrientes» ganará en primera vuelta, basándose —según sus propias palabras— en un respaldo “que todavía no necesita nombres”.

PROPAGANDA ELECTORAL CON FONDOS PÚBLICOS

El encuentro tuvo lugar en el Club Juventud Naciente, colmado de militantes transportados por municipios oficialistas, en una escena que recuerda a las viejas prácticas clientelares que Valdés dice combatir. Intendentes como Juan Pablo Valdés (su propio hijo, de Ituzaingó) y Eduardo Tassano (Capital) se alinearon detrás del gobernador, repitiendo consignas sin contenido que se apoyan más en la apelación emotiva que en resultados reales.

Mientras la inflación golpea y los niveles de pobreza escalan en la provincia, el oficialismo despliega actos con altoparlantes, banderas y luces, sin rendir cuentas sobre qué hizo realmente con su “modelo de modernización, producción y empleo genuino”.

UN DISCURSO SIN PLAN Y CARGADO DE FALSOS CONTRASTES

Valdés volvió a caer en su latiguillo de contraponer a Corrientes con Buenos Aires, apelando al viejo recurso de polarizar con una “nación enemiga”. “No votemos por los que quieren ponernos de rodillas frente a Buenos Aires”, dijo, olvidando que su propio espacio negocia sistemáticamente con el centralismo porteño para garantizar recursos y apoyos políticos.

Con tono paternalista, habló de paz social como si fuese mérito exclusivo del oficialismo, cuando los indicadores sociales marcan graves falencias en salud, educación y empleo. En lugar de propuestas, ofreció la épica de la autocelebración: “Vamos a ganar en primera vuelta”.

DESAPARICIÓN DE LOAN: SILENCIO TARDÍO Y SIN AUTOCRÍTICA

El gobernador abrió el acto con una mención a la desaparición de Loan, el niño correntino que lleva más de un año sin aparecer. Pero lejos de asumir responsabilidades por la falta de resultados y transparencia en la etapa inicial de la búsqueda, Valdés se limitó a derivar la culpa al Poder Judicial. “Hicimos todo lo que se debía hacer”, dijo, sin ofrecer explicaciones sobre los errores, demoras y contradicciones que marcaron la investigación.

Una vez más, se usó un caso de dolor colectivo para construir una imagen de autoridad sensible, sin asumir el vacío institucional que dejó a una familia —y a toda la provincia— sin respuestas.

DEUDAS INVISIBLES Y UNA PROVINCIA ESTANCADA

Valdés afirmó con énfasis que Corrientes “no tiene deuda”. Sin embargo, evitó hablar del endeudamiento municipal creciente, de los bonos provinciales de dudosa liquidez y de la deuda social acumulada: escuelas sin gas, hospitales desbordados y familias enteras sobreviviendo con planes asistenciales.

Hablar de paz y desarrollo en un contexto de precarización laboral, salarios congelados y jóvenes que emigran, es un intento de tapar la realidad con retórica vacía. El modelo que promociona el gobernador se sostiene en la exclusión de voces críticas, en el control del discurso oficial y en una estructura estatal que premia la obediencia.

ACTOS MULTIPARTIDARIOS CON UNA SOLA VOZ

Aunque el acto se presentó como plural, con participación de referentes del Partido Popular, UCR, CC-ARI, Partido Autonomista y otros, el mensaje fue uniforme: obediencia al liderazgo de Valdés y repetición mecánica de frases de campaña. No hubo debates, ni propuestas diferenciadas, ni espacio para la autocrítica.

En un contexto democrático, los actos de campaña deberían permitir contrastes, diversidad de visiones y discusión de ideas. Lo ocurrido en San Luis del Palmar fue lo contrario: un montaje publicitario donde todos repitieron lo que el jefe quiere oír.

¿Y LOS CANDIDATOS?

Paradójicamente, el oficialismo no presentó nombres para los próximos comicios. “Todavía no presentamos nuestros candidatos”, dijo Valdés, como si fuera una muestra de fortaleza. En realidad, esa ausencia revela una estructura personalista que no promueve liderazgos nuevos ni genera cuadros políticos con voz propia.

El mensaje implícito es claro: no importa quién se postule, lo que importa es la obediencia a la marca oficialista. Una lógica que empobrece la política y clausura la posibilidad de recambio genuino.

UN MODELO AGOTADO QUE NECESITA CONTROL Y ALTERNANCIA

El acto de San Luis del Palmar fue una postal de lo que no debe ser la política: propaganda oficialista financiada con recursos del Estado, sin debate, sin propuestas, y con una mirada complaciente sobre una gestión que no ha sabido resolver los problemas estructurales de Corrientes.

Valdés podrá llenar clubes con militantes, pero difícilmente podrá seguir ocultando que su modelo acumula frustraciones, deudas invisibles y una democracia debilitada por la falta de alternancia. La ciudadanía merece más que promesas grandilocuentes y aplausos enlatados. Merece propuestas reales, debates abiertos y una conducción con capacidad de escuchar y corregir.

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