El Gobierno de la Provincia de Corrientes lanzó con bombos y platillos una línea de financiamiento para la industria cárnica, en lo que representa más una jugada de campaña que una política productiva consistente. A tres meses de las elecciones, el oficialismo intenta atraer al sector ganadero con una promesa de inversión inicial de 5.200 millones de pesos —que, según el ministro de Producción Claudio Anselmo, podría escalar a 10 mil millones en una segunda etapa—, pero sin un plan claro ni certezas sobre los plazos de ejecución ni los resultados concretos que se esperan.
RELEVAMIENTOS QUE NO GENERAN CARNES NI EMPLEO
Anselmo se jactó de llevar “al menos dos años” haciendo un relevamiento de las 32 plantas faenadoras que existen en la provincia. Sin embargo, los productores siguen sin poder faenar en origen para exportar, y las plantas continúan lejos de los estándares exigidos por SENASA. El dato más llamativo es que, pese al crecimiento del stock bovino que posiciona a Corrientes como la tercera provincia ganadera del país, el grueso de la carne sigue saliendo en pie para ser procesada en otras jurisdicciones. El Ministerio reconoce lo obvio: que aún no hay frigoríficos correntinos habilitados para exportar.
UN FONDO VIEJO PARA UNA CAMPAÑA NUEVA
El financiamiento provendrá del FODIN, un fideicomiso sostenido con recursos del impuesto a la mera compra. Pero el oficialismo provincial tuvo que modificar la ley para poder extender esos recursos a plantas de gestión pública, lo que deja entrever que el sistema original no contemplaba una política integral. A contrarreloj, se intenta ahora canalizar fondos hacia municipios aliados y empresarios amigos, con el sello de “aporte no reintegrable” o “subsidio de tasa”, según el caso. Es decir: más gasto público con escaso control y resultados inciertos.
FRIGORÍFICO MODELO O BOTÍN ELECTORAL
Uno de los casos emblema será el frigorífico de Ituzaingó, que recibirá una inversión millonaria para pasar de municipal a provincial y adaptarse al procesamiento multiespecie. Lo que no se dice es cuántos empleos generará, cuál es el plazo de reconversión o si realmente está garantizada su habilitación para exportar. El ministro mencionó el crecimiento del mercado de búfalos, pero no detalló qué destino se le dará a esa carne ni con qué socios comerciales se cuenta. Todo parece indicar que se trata de una gran maqueta con cartelería de gestión, pero sin asidero productivo inmediato.
LA EXPORTACIÓN, UNA ILUSIÓN SIEMPRE POSTERGADA
Mientras el ministro y el gobernador Gustavo Valdés se muestran “dispuestos” a recibir capitales privados para construir una planta exportadora, lo cierto es que la provincia sigue sin una estrategia firme ni una planificación técnica para alcanzar ese objetivo. Se habló del caso del frigorífico de Curuzú Cuatiá como una oportunidad perdida, pero no se explicó por qué fracasó ni qué se hará distinto esta vez. En cambio, se apela a discursos cargados de voluntarismo, sin que el Estado provincial asuma un rol más activo o lidere con hechos.
LA MATERIA PRIMA ESTÁ, LA DECISIÓN POLÍTICA NO
Corrientes tiene hacienda de calidad y potencial para cerrar el ciclo productivo, pero no tiene un modelo agroindustrial ni una infraestructura moderna que acompañe. Las inversiones millonarias anunciadas llegan con aroma a propaganda y sin garantías de continuidad más allá del calendario electoral. En lugar de resolver los cuellos de botella, se opta por dar discursos en radios del sector y montar conferencias de prensa con promesas infladas. El voto rural no se compra con planes de financiamiento que nunca aterrizan.
]]>