Milei en la ONU: Un discurso de espaldas al mundo y a la Argentina

La exposición de Javier Milei en la Asamblea General de las Naciones Unidas volvió a mostrar a un presidente aislado, con un discurso que combina ataques al multilateralismo, alineamiento incondicional con Donald Trump y una mirada reduccionista de los problemas globales. En lugar de defender los intereses de la Argentina con visión de futuro y cooperación internacional, Milei eligió confrontar con la ONU, denostar su agenda de desarrollo y presentar un ideario económico que ya fracasó en nuestro país: el dogma del mercado como solución única.

UN PRESIDENTE SIN AGENDA SOCIAL

Resulta alarmante que, frente a una comunidad internacional que debate cómo enfrentar la pobreza, la desigualdad y la crisis climática, Milei limite su mensaje a la defensa del “derecho a la propiedad” y a la descalificación de las políticas de cooperación. No hubo una sola propuesta concreta para mejorar la vida de los pueblos, ni una palabra sobre la situación de los jubilados argentinos, la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores o el deterioro de la salud y la educación públicas. Un presidente que desprecia la justicia social no puede representar cabalmente a la Nación en un foro global.

EL PELIGRO DE LA ALINEACIÓN AUTOMÁTICA

El alineamiento explícito con Trump y la adopción de su agenda antiinmigración y de recorte institucional son una señal preocupante. La Argentina necesita una política exterior soberana, plural y multilateral, no una adhesión ciega a las estrategias de un sector político estadounidense. Reducir la diplomacia a un seguidismo ideológico debilita la capacidad de nuestro país de negociar con Europa, Asia, África y América Latina, y margina a la Argentina de los grandes consensos internacionales.

EL DESPRECIO POR LOS DERECHOS HUMANOS Y AMBIENTALES

Milei arremetió contra la Agenda 2030 y los organismos que promueven políticas de equidad, derechos humanos y protección ambiental. Con un discurso de desconfianza hacia todo lo colectivo, niega que la cooperación global sea imprescindible para enfrentar desafíos como el cambio climático, las migraciones forzadas o la violencia política. Este negacionismo no solo es irresponsable: es un retroceso que deja a la Argentina al margen de los debates más relevantes del siglo XXI.

UN RECLAMO LEGÍTIMO ENMARCADO EN UN MENSAJE EQUIVOCADO

El planteo sobre la soberanía de Malvinas es un tema ineludible en cada escenario internacional. Sin embargo, Milei diluye la fuerza de ese reclamo al insertarlo en un discurso hostil, ideologizado y desconectado de las reglas de la diplomacia multilateral. Defender a la Argentina exige coherencia, respeto y estrategia, no ataques generalizados que aíslan a nuestro país y debilitan su prestigio internacional.

UNA ARGENTINA QUE NECESITA OTRA VOZ

La participación en la ONU debería ser la oportunidad de presentar al mundo una Argentina comprometida con la paz, los derechos humanos y el desarrollo sostenible. Milei eligió otro camino: el de la confrontación, el simplismo económico y el seguidismo ideológico. La oposición política tiene la responsabilidad de señalarlo con claridad: no se construye futuro con discursos incendiarios ni con recetas que ya han demostrado su fracaso. La Argentina necesita una voz firme, pero también dialogante, que defienda la justicia social en el plano global y recupere el prestigio que hoy se dilapida en cada tribuna.

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