La Catedral de Goya celebra nueve años de Adoración Perpetua, un verdadero faro de fe que nunca se apaga. Esta “guardia de amor” ininterrumpida, fundada por el Padre Ramón Adolfo Gutiérrez, permite a los fieles estar ante la presencia de Jesús Eucaristía en la Hostia Consagrada a cualquier hora del día o de la noche.
El milagro silencioso se sostiene gracias a una dedicada guardia de adoradores que, en turnos rotativos, aseguran que el Señor nunca quede solo. Este compromiso ha superado incluso los momentos más difíciles, como la pandemia, demostrando una fe inquebrantable que trasciende todos los obstáculos por la promesa de unos minutos a los pies de Dios.
La comunidad vivió recientemente un “Cielo Abierto” frente a la catedral, congregando a decenas de personas en un momento de profunda oración que culminó con una misa. Con miras a su primera década, la Adoración Perpetua sigue invitando a sumarse a sus turnos, recordando que este encuentro con Dios transforma vidas.