Una alerta roja recorre las quintas de Corrientes. Los productores de tomate están vendiendo su cosecha a menos de la mitad de lo que cuesta producirla, enfrentando una ruina inminente. Mientras un cajón de 20 kilos tiene un costo de entre $12.000 y $14.000, los agricultores sólo reciben entre $6.000 y $7.000, un modelo insostenible que augura un colapso para mediados de 2025.
Ramón Negri, un productor local, expuso la cruda realidad: la feroz competencia con tomates importados de países vecinos como Chile y Brasil está estrangulando al sector. Sumado a esto, los altísimos costos de insumos, electricidad y mano de obra hunden aún más la rentabilidad. La desesperación se agrava por una total desatención estatal, sin ningún gesto de apoyo para planificar una salida.
Este escenario no es solo una mala temporada; es una sentencia para la horticultura local. Sin medidas urgentes, los correntinos podrían ver desaparecer una parte vital de su economía regional, con una drástica merma en la producción el año próximo y el cierre definitivo de numerosas quintas.