Hoy vi una meme en el muro de algún gorila donde se veía a los jueces de la corte bajando el cuadro de Cristina. Miré unos segundos y entendí todo. Quizás no lo pensaron pero lo dijeron todo. Ahora comprendo qué les molesta, ahora comprendo por qué tanto odio, dónde estuvo siempre la llaga.
PROSCRIPCIÓN Y EXILIO: EL PUEBLO NO OLVIDÓ
Cuando proscribieron a Perón en 1955 y lo obligaron a exiliarse, pensaron que habían terminado con el movimiento nacional y popular. Creyeron que podían borrar su legado con decretos y represión. Pero el pueblo no solo resistió, sino que mantuvo viva la memoria de los derechos conquistados: el voto femenino, las jubilaciones, los convenios colectivos de trabajo, las vacaciones pagas, la justicia social. A pesar de la persecución, la llama del peronismo siguió encendida en sindicatos, barrios y universidades. La proscripción duró 18 años, pero el regreso de Perón en 1973 confirmó lo que los sectores conservadores se negaban a aceptar: el peronismo seguía vivo en el corazón del pueblo.
BOMBARDEO A LA PLAZA: LA VERDAD SE IMPUSO
El 16 de junio de 1955, aviones de la Marina bombardearon la Plaza de Mayo con el objetivo de asesinar a Perón y aterrorizar a la población. Murieron más de 300 personas. Intentaron silenciar con fuego lo que no podían discutir en las urnas. Pensaron que derrocando a un gobierno legítimo impondrían su modelo de país. Pero la violencia no hizo más que fortalecer la conciencia colectiva. Aquel crimen marcó a generaciones y desenmascaró la brutalidad de un sector de las Fuerzas Armadas que nunca aceptó la voluntad popular. La resistencia peronista, durante años, se sostuvo en la clandestinidad, en los sindicatos, en los barrios, en los exiliados y en los que daban la vida por una causa. La historia demostró que las bombas no vencen a las ideas.
DICTADURA Y TERROR: EL PUEBLO DIJO «NUNCA MÁS»
En 1976, tomaron el «control operacional» del país por la fuerza. Implantaron el terrorismo de Estado: detuvieron, torturaron, desaparecieron a más de 30.000 personas. Pensaron que eliminando a una generación de militantes y sembrando el miedo podrían borrar los sueños de justicia e igualdad. Sin embargo, no contaron con la memoria de las Madres y Abuelas, con los organismos de derechos humanos, ni con un pueblo que no olvidó. A partir de 1983, con el retorno de la democracia, comenzó un proceso que culminaría en 2003 con una política activa de memoria, verdad y justicia. Los juicios por delitos de lesa humanidad fueron una conquista colectiva. Frente al intento de borrar la historia, la sociedad argentina dijo con fuerza: «Nunca Más».
NÉSTOR Y EL RENACER DE LA ESPERANZA
Néstor Kirchner llegó al gobierno en 2003 con apenas el 22% de los votos. Asumió con firmeza: bajó los cuadros de los genocidas, pagó la deuda con el FMI, impulsó la Corte Suprema independiente y reactivó la economía nacional. Recuperó el rol del Estado, revalorizó la política y devolvió la dignidad a millones. A él no lo mató nadie, en 2010 murió solo, pero no estaba solo, lo acompañaba el pueblo que había despertado con su liderazgo. Ese pueblo que volvió a creer, que se organizó, que se puso de pie.
CRISTINA, LA CONTINUIDAD DE UN PROYECTO
Cristina Fernández de Kirchner profundizó el proyecto iniciado por Néstor. Amplió derechos: la Asignación Universal por Hijo, la Ley de Matrimonio Igualitario, la recuperación de YPF, el Progresar y tantos otros logros. Hoy, puede enfrentar persecuciones judiciales, proscripción y prisión. Pero quienes creen que así van a poner de rodillas al movimiento popular, vuelven a subestimar al pueblo. El apoyo a Cristina no es solo afectivo, es político: es la defensa de un proyecto de país con justicia social, independencia económica y soberanía política.
Una y otra vez pensaron que el peronismo era una etapa superada. Una y otra vez el pueblo argentino demostró que no se rinde, que recuerda, que organiza, que resiste.
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