La ciudad de Curuzú Cuatiá vivió el sábado 12 de octubre una jornada especial con la celebración de su fiesta patronal en honor a la Virgen del Pilar. Las actividades iniciaron la noche anterior con la Cantata a la Virgen, que fue bendecida por monseñor Adolfo Canecin, quien también presidió la misa con niños, la procesión y la misa central del día, acompañado por el párroco Juan Carlos López y los sacerdotes locales. 🙏
Durante su homilía, monseñor Canecin hizo referencia a la letra de un chamamé del padre Julián Zini: «Convéncenos que por tener un Padre Dios somos hermanos». El obispo profundizó en este mensaje, explicando que Dios es Padre, y que en Jesús somos hijos de ese Padre, lo que genera una fraternidad entre todos. En un mundo dividido, el obispo instó a la comunidad a cultivar este sentimiento de hermandad. ✨
La jornada religiosa también estuvo marcada por el contexto del Sínodo de la Sinodalidad, que se está desarrollando en Roma bajo los principios de comunión, misión y participación. Canecin destacó la importancia de este evento, afirmando que «el Sínodo es un gran Kairós, una gran oportunidad para la Iglesia». A su vez, recordó la enseñanza de la Trinidad: «No podemos caminar divididos, debemos caminar juntos, siguiendo el ejemplo del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo». 🕊️
Uno de los mensajes más relevantes de su homilía fue el llamado a vivir el estilo sinodal: caminar juntos para alcanzar el bien común. Canecin subrayó que «el que quiere llegar lejos camina con otros» y remarcó que la sociedad debe unirse en un esfuerzo conjunto, con el horizonte puesto en ese bien mayor. Esta reflexión apuntó a la necesidad de trabajar en comunidad para lograr un futuro mejor. 🚶♀️🚶♂️
El obispo también abordó el tema de la paz, lamentando que «somos expertos en hacer la guerra», y señaló que las industrias armamentísticas representan las acciones más costosas para la humanidad. En contraposición, recordó que el Hijo de la Virgen María es la paz que el mundo necesita, y exhortó a los fieles a convertirse en artesanos de la paz. Para ello, Canecin destacó que es fundamental tener a Jesucristo en el corazón, ya que «nadie da lo que no tiene». ✌️
En la parte final de su mensaje, monseñor Canecin se refirió al clamor de la tierra y de los pobres, advirtiendo sobre la destrucción del medio ambiente y el impacto de las prácticas económicas irresponsables. Recordó que la tierra «gime, esperando liberarse de la esclavitud», y pidió a los presentes reflexionar sobre cómo pueden ayudar a cuidar el planeta y superar estas crisis. 🌍
Finalmente, Canecin puso todo en manos de María, la Virgen del Pilar, rogando que ilumine a la comunidad en su camino hacia un futuro mejor. El obispo expresó el deseo de que la Iglesia sea más sencilla y ministerial, siguiendo los pasos que Cristo soñó al fundarla. Con estas palabras, concluyó una jornada que, más allá de lo religioso, dejó un llamado claro a la unidad, la paz y la responsabilidad social. 🌟
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