Devoción y comunidad: el barrio Juan XXIII celebró a San Antonio de Padua con fervor popular

GOYA, CORRIENTES – La comunidad del barrio Juan XXIII vivió este 13 de junio una jornada cargada de fe y tradición en honor a San Antonio de Padua, uno de los santos más venerados del calendario litúrgico católico. Bajo el lema «Peregrinos de Esperanza», se realizaron múltiples actividades religiosas en la capilla ubicada en la intersección de Cabo Adrián Gómez y Chile, epicentro de la celebración.

Durante el día se oficiaron misas a las 10, 15 y 19 horas, con participación de fieles provenientes de distintos sectores de la ciudad. El momento culminante fue la procesión con la imagen del santo patrono, que comenzó a las 18.30 y recorrió varias calles del barrio, acompañado por cánticos, rezos y expresiones de devoción popular.

La comunidad está actualmente a cargo del padre Ariel Giménez, quien continúa la tarea pastoral iniciada en 1978 por el entonces párroco Luis María Adis, año en que se fundó la capilla que lleva el nombre del santo portugués.

UNA FIGURA CLAVE DEL CRISTIANISMO POPULAR

San Antonio de Padua, cuyo nombre de nacimiento fue Fernando de Bulhões, nació en Lisboa en 1195. Inicialmente ingresó a la Orden de los Canónigos Regulares de San Agustín, pero pronto se sintió atraído por el carisma de los primeros seguidores de San Francisco de Asís. Así fue como se unió a la Orden Franciscana y adoptó el nombre de Antonio.

Fue reconocido en vida como un brillante predicador y maestro de teología, cualidades que lo llevaron a enseñar en importantes centros religiosos de Italia. Murió a los 35 años en Padua, en 1231. Su reputación de santidad era tan extendida que el papa Gregorio IX lo canonizó tan solo un año después de su muerte, un hecho poco habitual en la historia de la Iglesia.

La devoción a San Antonio se ha consolidado en todo el mundo católico. Es tradicionalmente invocado como protector de las cosas perdidas, patrono de los novios y figura de intercesión en pedidos urgentes. Su imagen suele representarlo con un libro y el Niño Jesús en brazos, como símbolo de sabiduría y ternura.

TRADICIÓN QUE SE RENUEVA

La celebración en el barrio Juan XXIII no solo reafirmó la devoción a San Antonio, sino también la identidad de una comunidad que creció alrededor de su capilla. Los actos litúrgicos contaron con una nutrida participación de vecinos, catequistas, grupos juveniles y colaboradores de la parroquia, en una jornada marcada por el reencuentro, la oración y el sentido de pertenencia.

Además del programa religioso, se sumaron expresiones culturales y momentos de confraternidad, reforzando el vínculo entre lo espiritual y lo comunitario.

«Es una fiesta que no solo honra al santo, sino que nos recuerda que seguimos siendo una comunidad peregrina, con esperanza y compromiso», señaló el padre Giménez al finalizar la misa principal.

]]>

Dejá un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio