El pasado sábado, el paseo de la Estación de los Niños fue escenario de una jornada marcada por la música en vivo, el baile popular y la producción artesanal, en una propuesta cultural abierta a toda la comunidad. Bajo el nombre «Goya, Taco y Suela», el evento combinó presentaciones artísticas con espacios para feriantes, emprendedores y artesanos locales, logrando una gran convocatoria a pesar del clima invernal.
La iniciativa tuvo como eje el rescate de la identidad local a través del chamamé, los ritmos tropicales y las danzas tradicionales. Sobre el escenario se presentaron agrupaciones como “Los Menchos del Pago”, “Los Gauchos Litoraleños” y “La Kumbiera”, que cerró la tarde invitando al público a sumarse al baile. También participaron el dúo chamamecero oficial, “Los Menchos Cumbieros” y el grupo “Los Gauchos del Trópico”, en un repertorio que mezcló lo tradicional con lo festivo.
A lo largo del predio, se dispusieron puestos con producción artesanal, gastronomía y artículos elaborados por emprendedores locales. La dinámica de la jornada permitió que vecinos y vecinas pudieran recorrer los stands, conocer las propuestas y adquirir productos, fomentando de este modo el circuito de la economía popular y el reconocimiento del trabajo autogestionado.
El evento también contó con la participación activa de cuerpos de danza como la Escuela Municipal de Danzas Nativas y el Ballet “Nuevo Amanecer”, que se integraron con espontaneidad al público en la zona de la pista, generando un clima de cercanía y disfrute colectivo.
Este tipo de encuentros busca consolidarse como una propuesta descentralizada que recorre distintos barrios de la ciudad, llevando actividades culturales y recreativas a espacios públicos con fuerte presencia vecinal. Se trata de una apuesta por democratizar el acceso a expresiones artísticas locales y fortalecer el lazo comunitario desde una lógica de participación, sin formato protocolar ni segmentado.
Desde la organización se anticipó una próxima edición para el domingo 6 de julio en el Polideportivo del Barrio Sarmiento, con una estructura similar: escenario para músicos y bailarines populares, espacio para artesanos y una pista abierta para la tradicional bailanta.
En una época marcada por la fragmentación y el repliegue individual, iniciativas como estas recuperan el sentido del espacio público como punto de encuentro y expresión. En lugar de discursos formales, lo que prevaleció fue la música compartida, el baile espontáneo y la oportunidad de revalorizar saberes y oficios cotidianos.
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