Homenaje al personal de salud en Goya: memoria activa de una pandemia que dejó huellas

La comunidad hospitalaria de Goya rindió homenaje a quienes integraron el equipo de respuesta sanitaria durante la emergencia por COVID-19. El acto, realizado en el Hospital Regional “Dr. Camilo Muniagurria”, no buscó resaltar figuras particulares ni discursos institucionales, sino recuperar la memoria de una experiencia colectiva marcada por el compromiso, la incertidumbre y la entrega.

El eje de la ceremonia fue la evocación del esfuerzo silencioso de enfermeros, médicos, choferes, personal de limpieza y mantenimiento, durante una etapa que tensionó todos los recursos del sistema de salud. No fue una evocación triunfalista, sino una reconstrucción sensible del vínculo que se tejió entre profesionales, pacientes y comunidad en un contexto de temor global.

El reconocimiento se materializó en una obra del artista Diego Rolón, que representó escenas de trabajo cotidiano en pandemia. La pintura, pensada como testimonio visual, busca permanecer como símbolo de esa etapa donde lo excepcional se volvió rutina.

Durante el acto, dos voces del equipo de enfermería —Gabriela Zapata y Carmen Fernández— compartieron relatos que combinaron gratitud, dolor y una afirmación de identidad profesional. Ambas destacaron la fortaleza colectiva, el apoyo familiar y la articulación con todos los niveles del hospital como factores claves para enfrentar lo desconocido.

Los testimonios coincidieron en que el verdadero reconocimiento está en sostener lo aprendido: la centralidad del trabajo en equipo, la importancia de los cuidados y la necesidad de proteger un sistema público que demostró ser indispensable. Se reconoció, además, que muchas pérdidas humanas quedaron sin duelo público, y que aún falta poner en palabras lo vivido.

El acto incluyó una bendición religiosa, que apeló a la memoria agradecida y a la dimensión espiritual del cuidado. Lejos de un protocolo vacío, la ceremonia habilitó un espacio de reparación simbólica.

Aunque participaron funcionarios municipales, religiosos y autoridades del hospital, el foco no estuvo puesto en jerarquías sino en el proceso vivido. La actividad recuperó la dimensión humana de una crisis sanitaria, dejando abierta la reflexión sobre qué hacer con esa experiencia compartida.

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