En un acto cargado de emotividad y fe, la comunidad de Goya se congregó para conmemorar el Día Mundial en Recuerdo de las Víctimas de Siniestros Viales. La Catedral fue el escenario de una misa presidida por el Padre Ariel Giménez, que se erigió como un faro de esperanza y un urgente llamado a la responsabilidad vial. Familiares integrantes del movimiento Estrellas Amarillas, liderado por Viviana Canaparro, encontraron en la ceremonia un espacio de consuelo y memoria.
La homilía se centró en los valores de la perseverancia y la esperanza ante el dolor. El Padre Giménez animó a los presentes a mirar hacia adelante, señalando que "las dificultades, los mal gustos o los problemas, dolores no nos desanimen". Dirigiéndose especialmente a las familias en duelo, enfatizó la necesidad de sanar y perseverar, recordando las enseñanzas de Jesús sobre la victoria final. La Iglesia reiteró que conductas como el exceso de velocidad o manejar alcoholizado son contrarias al respeto por la vida.
El momento más conmovedor llegó con la Procesión de la Luz. Luego de bendecir y rezar un responso ante las fotografías de las víctimas, un niño encendió la primera vela, cuya llama se propagó entre todos los presentes. Con esa luz como símbolo de fe y memoria eterna, los fieles realizaron una silenciosa procesión hacia la Plaza Mitre, testimoniando que las víctimas "ya gozan de la plenitud del encuentro con Jesús".
Bajo el lema "De vos depende no sumar una estrella más al cielo", este acto reforzó el significado de las Estrellas Amarillas visibles en las calles -señales que alertan sobre lugares donde hubo siniestros fatales. La comunidad demostró que la memoria de quienes partieron se transforma en una poderosa herramienta de concientización para salvar vidas.