Renuncia de Lanari evidencia fractura en alianza gobernante de Corrientes

El viceintendente de Corrientes, Emilio Lanari, anunció su salida del partido Encuentro Liberal (ELI), encabezado por Pedro Cassani, profundizando las divisiones internas que afectan a la alianza gobernante provincial y municipal. La renuncia pone en evidencia una crisis política que, lejos de resolverse, expone tensiones y contradicciones que impactan en la gestión y en la estabilidad del oficialismo local.

FRACTURA ENTRE GESTIÓN Y POLÍTICA

Lanari explicó que su decisión responde a una “incomodidad insostenible” entre el rumbo político de ELI y la gestión conjunta con el Gobierno provincial, que busca presentar un proyecto de transformación de la ciudad de Corrientes. “Se me hacía muy difícil entender que el partido iba por un lado y yo estaba en una gestión en la cual fuimos reelectos y, junto con el Gobierno provincial, estamos haciendo una transformación de la ciudad”, sostuvo el ex subsecretario de Salud.

El viceintendente reconoció que la dicotomía entre las líneas políticas y administrativas le impedía continuar en ambas funciones: “Era difícil estar en misa y en procesión”, graficó. Esta frase refleja la creciente desconexión entre sectores del oficialismo y la conducción partidaria que viene mostrando señales de alejamiento del bloque gobernante.

NEGACIÓN DE PRESIONES Y APUESTA AL TRABAJO CONJUNTO

Lanari negó cualquier tipo de presión para dejar su cargo, aclarando que la ruptura fue producto de diferencias internas y la búsqueda de coherencia entre sus responsabilidades. “En ningún momento recibí presiones de ningún tipo. Acá se abrió el camino entre gestión y política”, afirmó, enfatizando su voluntad de continuar trabajando en equipo.

El exfuncionario subrayó la doble responsabilidad que implica su cargo electivo y la necesidad de responder a las demandas de reelección, consolidando el vínculo entre la provincia y el municipio. “Corrientes es otra cosa de ocho años a esta parte y creo que en esta línea debemos seguir”, sostuvo, planteando un modelo de gestión distinto al que impulsa su partido de origen.

RELACIÓN PERSONAL Y POLÍTICA

Sobre su vínculo con Pedro Cassani, Lanari intentó desdramatizar el alejamiento, aunque admitió que la situación fue incómoda para ambos. “Nos une una relación que va más allá de la política y creo que con el tiempo algunas cosas se comprenderán y otras no”, manifestó. Reconoció además que mantuvo siempre una relación correcta con Cassani y su familia, pero la diferencia política fue insalvable.

IMPACTO EN EL OFICIALISMO LOCAL

La renuncia de Lanari representa un golpe al consenso interno del oficialismo y expone la falta de unidad en un momento clave para la gestión municipal y provincial. La salida de una figura con responsabilidad ejecutiva y peso político deja un vacío que podría reconfigurar alianzas y posicionamientos de cara a las próximas elecciones.

Además, esta fractura pone en evidencia las dificultades para conciliar proyectos políticos con las exigencias de la gestión pública, mostrando que detrás de una imagen oficial de unidad, se esconden tensiones que pueden afectar la gobernabilidad y la capacidad de acción del Gobierno.

Por último, la situación deja abierta la incógnita sobre el futuro de Lanari y su espacio político, así como las posibles repercusiones en la carrera política de Cassani y en la estructura de ELI dentro de la provincia. La renuncia es un síntoma claro de que la estabilidad política no está garantizada y que los intereses sectoriales y personales pesan más que el proyecto común.

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