El corte de calles en los alrededores del predio Costa Surubí en Goya, motivado por medidas de seguridad durante la visita del gobernador Gustavo Valdés, generó un amplio debate en redes sociales. Los comentarios reflejan una sociedad polarizada, entre quienes justifican el operativo y quienes lo ven como un exceso de poder en un contexto político tenso.
APOYO A LA MEDIDA
Varios usuarios expresaron su acuerdo con el cierre de calles como parte de un protocolo de seguridad habitual. Candela Gómez señaló que se trata de un «cordón de seguridad» necesario para cualquier figura pública, al igual que sucede con artistas o políticos en otros eventos. En la misma línea, Leonardo Ramón Hernández minimizó el impacto: «Son dos calles nomás que cortaron. Pueden circular por otra calle», mientras que Dany Escobar aclaró que se trató de «15 minutos para la entrada de vehículos» y destacó que el predio estuvo accesible para el público.
Otros remarcaron la hipocresía de algunos reclamos. Víctor Franco y Fran RV apuntaron que los padres del Instituto Hispanoamericano generan a diario complicaciones de tránsito con sus vehículos mal estacionados, por lo cual «no deberían quejarse por un corte ocasional». Gustavo Gómez ironizó: «¿No pueden caminar dos pasitos de más? Que se la banquen un día y un rato. Fin».
CRÍTICAS Y SOSPECHAS
En contraposición, muchas voces consideraron que el operativo fue desmedido y hasta connotó autoritarismo. Cris Tian reclamó la presencia de concejales «denunciando el abuso de autoridad», mientras que Candy Franco González criticó que las mismas calles cerradas hoy serán reabiertas durante la campaña: «Lo bueno sería que también les cierren las puertas en esos momentos y no se dejen engañar».
Una línea de críticas apuntó al gasto público y la ostentación, con frases como «vida de rey, fiesta de ricos» (Santiago Mario Degregorio) y comparaciones con una monarquía (Estela Maris Torales). Esta última incluso vinculó al mandatario con prácticas «tiránicas» y lo calificó como «autoridad autoritaria y nazi».
El caso de Loan Peña también fue recurrentemente mencionado, especialmente por quienes desconfían de la institucionalidad del evento. Comentarios como los de Margarita Báez y Juan Cardozo interpretan la presencia del gobernador como una forma de evitar reclamos ciudadanos. Meco Godoy y Enrique Ramírez llevaron las críticas a un plano más agresivo, vinculando al mandatario con encubrimientos e insinuaciones de delitos.
INDIFERENCIA Y CANSANCIO POLÍTICO
Un tercer grupo de opiniones denota hastío ante la discusión. Liliana Fernández y Monica Ortigoza pidieron terminar con la «politiquería barata», recordando que todos los gobiernos recurren a este tipo de medidas. Elizabeth Álvarez subrayó que «se nota que estamos en año electoral» y Aguss López criticó directamente a los medios por «generar escándalos innecesarios».
ELEMENTOS CONFUSOS Y RUMORES
Algunos comentarios también muestran desinformación o interpretaciones divergentes. Natu Barbosa y Lucas Alarcón afirmaron que el corte tenía relación con la reconstrucción del accidente de un niño en bicicleta, y no con la presencia del gobernador. Por otro lado, Alberto Altamirano aseguró que «había circulación normal», en contraste con otros testimonios. Esto revela que el operativo no fue percibido de manera uniforme por los vecinos.
ENTONCES…
La polémica por el cierre de calles en Goya expone tensiones de fondo: la relación entre ciudadanos y representantes, el malestar social por la situación económica y la proximidad de un año electoral. Si bien el operativo puede justificarse desde la seguridad, el rechazo no se explica solo por la medida concreta, sino por una creciente desconfianza hacia las figuras políticas y el uso de recursos públicos. El hecho funciona como termómetro del estado de ánimo ciudadano, donde el hartazgo, la ironía y el escepticismo se hacen cada vez más visibles.