El gobierno de Giorgia Meloni estableció nuevas restricciones para obtener la ciudadanía italiana a través del derecho de sangre (ius sanguinis). A partir de ahora, será necesario demostrar que al menos uno de los padres o abuelos haya nacido en Italia para solicitar la nacionalidad, limitando así el acceso de los descendientes más distantes. Esta medida afecta principalmente a los argentinos, que históricamente han sido los principales beneficiarios de este derecho.
RESTRICCIONES Y FUTUROS CAMBIOSLa reforma, aprobada por el Consejo de Ministros, modifica un principio clave que antes permitía que bisabuelos e incluso tatarabuelos italianos sirvieran como base para reclamar la ciudadanía. Además, se anticipa que en el futuro puedan endurecerse aún más las normativas, con el objetivo de mantener \”lazos reales\” con el país y posiblemente exigir que los ciudadanos ejerzan derechos y deberes al menos cada 25 años.
EXPLICACIONES Y EJEMPLOSEl ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, defendió la reforma, asegurando que el derecho de sangre no será eliminado, pero sí restringido para evitar abusos. Italia, que tiene una de las diásporas más grandes del mundo, citó a Argentina y Brasil como ejemplos, con 30.000 ciudadanos argentinos que obtuvieron la nacionalidad italiana en 2024. Se calcula que entre 60 y 80 millones de personas en el mundo eran elegibles bajo la normativa anterior.
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