El gobernador Gustavo Valdés nombró a la escribana Natalia Romero como nueva ministra de Ciencia y Tecnología de Corrientes, en un gesto más simbólico que técnico. Sin antecedentes en el área ni formación vinculada al desarrollo científico o tecnológico, Romero asume un cargo estratégico en plena crisis educativa y con un Estado cada vez más desarticulado. La ceremonia, realizada en Casa de Gobierno, fue presentada como un avance en equidad de género, aunque encubre una preocupante banalización de las políticas públicas en innovación.
UN NOMBRAMIENTO MÁS POLÍTICO QUE TÉCNICO
El nombramiento responde más a una lógica de recambio interno del oficialismo que a una estrategia concreta de desarrollo. La falta de un perfil técnico contrasta con las necesidades del ministerio, que incluye entre sus responsabilidades la coordinación con TelCo, empresa estatal clave para la conectividad y la digitalización de servicios.
MODERNIZACIÓN SIN RUMBO
Valdés volvió a apelar al discurso de “modernización del Estado”, pero sin detallar políticas concretas ni metas medibles. En los hechos, el Ministerio de Ciencia y Tecnología opera con escaso presupuesto, sin plan estratégico público y sin interlocutores calificados en áreas sensibles como la educación digital, la inteligencia artificial o la ciberseguridad.
REPRESENTACIÓN FEMENINA COMO CORTINA
El discurso oficial insistió en destacar el hecho de que cuatro mujeres integran ahora el gabinete provincial. Si bien es un dato positivo, no puede ser utilizado como cobertura para la designación de funcionarias sin vinculación real con las áreas que deben conducir. El mensaje de fondo es que la gestión prioriza la obediencia política sobre el mérito y la capacidad técnica.
DESVINCULACIÓN CON EL SISTEMA CIENTÍFICO
En un contexto en que el sistema científico nacional atraviesa un vaciamiento sistemático, Corrientes tampoco muestra señales de fortalecimiento institucional. El Consejo Provincial de Ciencia y Tecnología no tiene actividad pública conocida, y las universidades no han sido convocadas a construir una agenda compartida. La llegada de Romero, lejos de revertir esta situación, parece confirmar el rumbo de intrascendencia ministerial.
REACCIÓN DE LA OPOSICIÓN Y REFERENTES ACADÉMICOS
Dirigentes opositores cuestionaron la falta de idoneidad para el cargo, mientras que desde sectores académicos se manifestó preocupación por el uso político de un área clave para el futuro. «Designar a una escribana en Ciencia y Tecnología es como poner a un odontólogo a conducir Vialidad», ironizó un investigador de la UNNE en reserva.
DESAFÍOS URGENTES Y UN MINISTERIO VACÍO
La provincia enfrenta brechas digitales, deficiencias estructurales en conectividad rural, escasa articulación con el sector productivo y un retraso generalizado en políticas de innovación. Pese a ello, el Ministerio de Ciencia y Tecnología continúa operando más como una oficina administrativa que como un motor de transformación. Romero prometió “ordenar la gestión”, pero no presentó ni una sola propuesta concreta.
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