A pocos meses de las elecciones, el intendente Mariano Hormaechea sigue apostando a la inauguración de obras de pavimento como si fueran la solución a los problemas estructurales de la ciudad. Mientras tanto, el desempleo y la pobreza avanzan sin respuestas claras del gobierno municipal. Este jueves 3 de abril, en el barrio Madre Teresa de Calcuta, el intendente convocó a los vecinos para celebrar una nueva etapa del programa Mita y Mita, en una clara estrategia electoralista que ignora las verdaderas urgencias de la comunidad.
ASFALTO PARA UNOS POCOS, HAMBRE PARA MUCHOS
El programa Mita y Mita, que consiste en la pavimentación de calles mediante el aporte conjunto del municipio y los vecinos, es presentado como un éxito de gestión. Sin embargo, en un contexto donde los niveles de pobreza y falta de empleo aumentan, las prioridades del gobierno local parecen estar completamente desconectadas de la realidad de los goyanos. La frase que empieza a circular en las calles, “la gente no come asfalto”, refleja el descontento de una población que ve cómo las inversiones municipales se destinan a obras superficiales en lugar de atender necesidades urgentes como la generación de empleo, el acceso a la salud y la mejora de la infraestructura educativa.
UN MODELO QUE NO INCLUYE A TODOS
El Mita y Mita no es un programa universal ni inclusivo: solo pueden acceder a él aquellos vecinos que pueden pagar su parte del pavimento. En una ciudad donde muchas familias tienen dificultades para cubrir sus necesidades básicas, es evidente que esta política solo beneficia a un sector reducido. Mientras tanto, miles de goyanos siguen sin acceso a oportunidades laborales estables, y los jóvenes ven cómo su futuro se desvanece entre la falta de opciones y la emigración forzada hacia otras ciudades en busca de trabajo.
LA RESPUESTA DE LOS VECINOS
Cansados de una gestión que ignora sus demandas, un grupo de vecinos está organizando una manifestación con carteles y consignas como “La gente no come asfalto”. La protesta apunta directamente contra la falta de políticas que fomenten el desarrollo productivo y la generación de empleo genuino. La bronca crece entre comerciantes, trabajadores precarizados y familias que ven cómo sus necesidades quedan fuera de la agenda municipal.
GOYA NECESITA UN RUMBO DIFERENTE
En lugar de insistir en la inauguración de obras con fines meramente electoralistas, Mariano Hormaechea debería concentrarse en diseñar políticas públicas que fomenten el empleo y la producción local. Se necesitan incentivos reales para el desarrollo de la industria, apoyo a los emprendedores y medidas que fortalezcan la economía de la ciudad.
Las calles pavimentadas pueden mejorar la circulación, pero no resuelven el problema central de la falta de ingresos y oportunidades para los goyanos. Mientras el intendente siga celebrando el asfalto mientras la pobreza crece, su gestión será recordada no por mejorar la calidad de vida, sino por su indiferencia ante la crisis social que atraviesa la ciudad.
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