Bullrich lanza el Plan Guacurarí sin resolver problemas estructurales en la frontera con Brasil

La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, presentó el Plan Guacurarí con el anuncio de un blindaje de 25 kilómetros en la frontera seca entre Argentina y Brasil, en la provincia de Misiones. Aunque la iniciativa se vende como una estrategia integral contra el crimen organizado, especialistas y sectores de la oposición cuestionan la falta de un abordaje profundo y estructural de la problemática, que va más allá de operativos puntuales y despliegues de fuerzas federales.

PLAN CON PROMESAS PERO SIN RESPUESTAS

Desde la Sala de Situación del Comando Unificado, Bullrich destacó que la frontera con Bernardo de Irigoyen se encontraba “abandonada” y que el Plan Guacurarí busca revertir años de negligencia. Sin embargo, resulta cuestionable que la propuesta no contemple políticas sociales, económicas ni de desarrollo regional que puedan atacar las causas del contrabando, el narcotráfico y la violencia. Limitarse a un blindaje físico y al aumento de controles genera un efecto superficial sin resolver las raíces del problema.

OPERATIVOS Y AMENAZAS: UN ESCENARIO DE INSEGURIDAD

La ministra enfatizó que, desde febrero, las fuerzas federales incrementaron los procedimientos, con incautaciones de drogas y artículos ilícitos. Sin embargo, reconoció que esta intensificación provocó una escalada de violencia, con atentados y amenazas directas a agentes de Gendarmería, incluso tiroteos contra domicilios y sedes. La realidad refleja un escenario de inseguridad creciente, que no puede ser enfrentado solo con despliegues policiales sin una estrategia coordinada de largo plazo.

COORDINACIÓN INTERAGENCIAL, ¿EFECTIVA O SOLO UN ESLOGAN?

El Plan Guacurarí promete una coordinación interagencial entre fuerzas federales, Policía de Misiones, Aduanas y Migraciones, además de la colaboración con autoridades brasileñas. No obstante, esta coordinación ha sido insuficiente en el pasado para frenar el avance del crimen organizado. La ausencia de inversiones en tecnología, capacitación y, fundamentalmente, en programas de desarrollo social pone en duda la eficacia real de esta estrategia.

UNA FRONTERA COMPLEJA CON SOLUCIONES SIMPLISTAS

Misiones, y en particular la región de Bernardo de Irigoyen, es una zona con desafíos históricos que involucran pobreza estructural, falta de empleo, y problemas en la infraestructura básica. La frontera es una línea permeable que se ha convertido en escenario para el narcotráfico, contrabando y violencia, fenómenos que requieren un abordaje multisectorial. Sin embargo, la administración nacional opta por respuestas simplistas que priorizan la militarización y la represión por sobre el desarrollo integral.

CONCLUSIONES Y DESAFÍOS FUTUROS

El discurso de la ministra Bullrich sobre “cada metro sin control es un metro ganado por el crimen” refleja una visión reduccionista que no contempla la complejidad de la frontera misionera. Sin un plan que combine políticas de seguridad con inversiones en educación, empleo y desarrollo, el blindaje anunciado corre el riesgo de ser una medida cosmética que no modifique sustancialmente la realidad. La oposición insiste en que el Gobierno debe abandonar la lógica de parches y diseñar un plan estratégico integral que contemple los derechos y necesidades de las comunidades afectadas.

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