El 28 de mayo, en el programa radial Caminos para Aprender, tres docentes jubiladas del nivel inicial de Goya dejaron sus testimonios y reflexiones sobre su trayectoria en las salitas de Jardín de Infantes. Marcela Zone, Liliana Serrano y Cristina Fiorito coincidieron en la importancia de transmitir sus vivencias y en la pasión que mantienen por la enseñanza a pesar de su retiro.
LA VOCACIÓN DE SER MAESTRA JARDINERADurante el diálogo, las docentes expresaron que ser “seño” es una identidad que perdura más allá del ejercicio activo de la profesión. Destacaron la elección consciente de dedicarse a la educación inicial y la importancia de acompañar el desarrollo integral de los niños que comienzan su recorrido educativo. Señalaron que el vínculo con los niños es “algo encantador” y que, aunque extrañan el aula, confían en la continuidad y vocación de las docentes actuales.
“Cuando asumimos roles directivos, nuestra mirada estaba puesta en aportar a la educación inicial desde lo pedagógico y no solo lo administrativo”, comentaron. Resaltaron que el contacto con las maestras y los niños renueva su energía y pasión por la educación, a pesar de la nostalgia que sienten por no estar en el aula.
LA PREPARACIÓN Y EL TRABAJO COLABORATIVOLas ex docentes destacaron la importancia de la formación continua y el trabajo en equipo. Recordaron las charlas y encuentros con colegas para planificar clases y adaptarse a los nuevos diseños curriculares. Participaron activamente en congresos nacionales, llevando proyectos y materiales que luego fueron utilizados como modelo en otras provincias.
En este sentido, valoraron la comunicación con las familias como un componente esencial del trabajo en las salitas. Explicaron que el desafío fue aprender a captar la atención de los niños y acompañar su crecimiento en un contexto de cambios tecnológicos y metodológicos. “Poner lo mejor de nosotros fue siempre la clave para lograr los objetivos educativos en este nivel”, afirmaron.
LA DOCENCIA COMO UNA PASIÓN PERMANENTELas tres coincidieron en que la vocación docente no desaparece con el paso al retiro. Destacaron la satisfacción personal que les genera ver crecer a los niños que pasaron por sus aulas y mantener el contacto con ellos, incluso a través de los hijos que vuelven a la escuela. “Alma, corazón y vida dejamos en cada etapa, y la respuesta de los niños es ese cariño puro que nos recarga”, señalaron.
Reiteraron la importancia de mantener la pasión y la dedicación en la profesión y valoraron el acompañamiento de las familias y colegas, aspectos que consideraron fundamentales para el éxito del proceso educativo inicial.
VALORES FUNDAMENTALES PARA EL DESARROLLO INFANTILFinalmente, las docentes hicieron hincapié en que más allá de los cambios curriculares y metodológicos, el buen trato, el respeto y la valoración constituyen la base para que los niños adquieran conocimientos y crezcan con ideales sólidos. Señalaron que el rol del docente en esta etapa es crucial para sentar las bases del aprendizaje y el desarrollo emocional.
Concluyeron enviando un saludo y reconocimiento a los docentes actuales, alentándolos a continuar con la misma entrega y pasión que caracteriza la labor en educación inicial.
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