La reciente denuncia de Estanislao Arce, referente local de La Libertad Avanza, sobre la paralización de la costanera de Goya y el cuestionamiento a la inversión de 14.000 millones de pesos en una obra inconclusa ha desatado una intensa polémica en redes sociales. El debate público refleja la polarización ciudadana respecto a la gestión de esta obra emblemática que lleva 29 meses sin avances.
APOYO A LA DENUNCIANumerosos usuarios respaldaron la posición de Arce, considerando legítimos sus cuestionamientos sobre la transparencia y eficiencia en el manejo de recursos públicos. Comentarios como los de Héctor Simon (\”Muy bien dicho\”), Alejandra Ojeda (\”Excelente así se dice\”) y Andrea Domínguez de Ferrero (\”A seguir Tani\”) muestran un sector de la ciudadanía que valora positivamente la fiscalización del referente libertario.
Laureano Zapata fue más contundente al señalar la prolongada duración de la paralización: \”Del 2022 está así. Estamos en 2025. Hace 3 años. Los números nunca mienten. Dato mata relato\”, afirmando además que quienes justifican la situación son \”muy pelotudos\” o \”directamente unos burros\”, evidenciando la frustración ciudadana ante la falta de avances.
DEFENSORES DE LA GESTIÓN OFICIALEn contraposición, otros usuarios defendieron la gestión gubernamental, atribuyendo los cuestionamientos a motivaciones políticas. El comentario más extenso en esta línea fue el de José Yaya, quien criticó duramente a los \”candidatos a intendentes\” por opinar sin conocer adecuadamente el proyecto y sugirió que la obra será \”espectacular\” cuando esté finalizada, destacando el aporte de \”recursos provinciales\” frente a la ausencia de apoyo nacional.
Yaya también recomendó a los críticos \”cambiar el foco\” y observar el estado de \”las rutas nacionales en el país\” como punto de comparación, utilizando expresiones del funcionario nacional Manuel Adorni (\”Fin\”) para cerrar su argumento. Esta postura generó réplicas como la de Alicia Barrios, quien cuestionó la \”agresividad\” del comentario.
ACUSACIONES DE CUENTAS FALSASUn elemento llamativo del debate es la acusación de utilización de \”cuentas truchas\” financiadas con recursos públicos. El propio Arce respondió a Agustín Soler (quien le sugería salir de su \”zona de confort\” y \”presentar proyectos e ideas\”) afirmando: \”cuenta trucha pagada con nuestros impuestos. Saludos al que está del otro lado del cel!\”, sugiriendo la existencia de operaciones comunicacionales organizadas para defender la gestión oficial.
PREOCUPACIÓN POR LAS DEFENSAS COSTERASVarios comentarios trascienden la discusión política para centrarse en la importancia de las defensas costeras para Goya. Alejandra Lupani señaló que \”todo sabemos que obras públicas de corrientes es la cajita de bombones de la política de turno\” y propuso una alternativa: \”por que no se pide al banco mundial el préstamo para hacer nuestras defensas y la provincia va pagando el crédito que va a salir más barato porque los van a controlar\”.
La misma usuaria destaca que vale la pena \”seguir peleando para conseguir nuestras defensas\” ya que Goya es \”la única ciudad sobre el [río] Paraná que no tiene defensas\”, evidenciando que más allá del debate político, existe una genuina preocupación por la seguridad hídrica de la ciudad.
FACTOR POLÍTICO EN EL DEBATELa intervención de Arce como referente de La Libertad Avanza en Goya añade una dimensión política adicional al debate. Sus cuestionamientos se enmarcan en el contexto del posicionamiento de esta fuerza política, que ha hecho de la transparencia y la eficiencia en el gasto público uno de sus ejes discursivos. Esto explica en parte la virulencia de algunas respuestas, que interpretan su denuncia como parte de una estrategia política más amplia.
El intercambio de comentarios refleja no solo opiniones divergentes sobre la gestión de una obra pública específica, sino también tensiones más profundas relacionadas con la transparencia gubernamental, el rol de las fuerzas opositoras y la capacidad de los ciudadanos para exigir rendición de cuentas en un contexto donde las obras públicas se convierten en campo de batalla política.
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