Un modelo excluyente: La forestación enriquece a pocos mientras crece la pobreza en Corrientes

El Gobierno de Gustavo Valdés insiste en presentar la industria forestal como un motor de desarrollo para Corrientes, pero la realidad muestra una situación alarmante: mientras las ganancias se concentran en unos pocos, el desempleo y la precarización laboral avanzan en la provincia. La estructura productiva, basada en monocultivos de pino y eucalipto, genera riqueza para grandes grupos empresarios sin traducirse en mejoras sustanciales para la población.

UNA ECONOMÍA CONCENTRADA Y DEPREDADORA

Según datos oficiales de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Corrientes cuenta con más de 455 mil hectáreas de superficie forestada. De ellas, el 98% está destinado exclusivamente a la producción de pino y eucalipto, con una tasa de aprovechamiento de 15.600 hectáreas por año.

Este modelo agroexportador beneficia a un puñado de empresas dedicadas a la producción de celulosa y madera para mercados externos, mientras que las comunidades locales padecen los impactos ambientales y la falta de diversificación económica. El crecimiento de la actividad forestal no ha ido acompañado de un desarrollo equitativo: las industrias que monopolizan la producción no generan empleos estables ni dinamizan la economía regional.

LA DESIGUALDAD EN CIFRAS

La estructura de tenencia de la tierra en Corrientes está altamente concentrada en manos de grandes grupos económicos. El departamento de Santo Tomé lidera la superficie forestada con 123.383 hectáreas, seguido por Ituzaingó con 85.930 hectáreas. Sin embargo, estos polos de producción no han generado mejoras significativas en los índices de empleo o calidad de vida en la región.

A pesar del crecimiento del sector, Corrientes sigue registrando altos niveles de pobreza estructural. El trabajo en los aserraderos y plantaciones es estacional, con salarios bajos y condiciones laborales precarias. Mientras tanto, los pequeños productores y agricultores familiares son desplazados por la expansión de los monocultivos, perdiendo sus medios de subsistencia.

UN MODELO QUE NO GENERA DESARROLLO

El gobierno provincial sostiene un discurso optimista sobre el potencial de la industria forestal, pero omite las consecuencias de un modelo que prioriza la rentabilidad de las corporaciones por sobre el bienestar de la población. En lugar de fomentar una economía diversificada, sustentable y con empleo de calidad, se afianza una estructura extractivista que expulsa trabajadores del campo y precariza a quienes dependen de la industria maderera.

Corrientes necesita políticas públicas que promuevan un desarrollo equitativo y sostenible. Es urgente una diversificación productiva que permita generar empleo genuino, impulsando sectores como la agroindustria, el turismo, la economía social y el desarrollo tecnológico.

El desafío es claro: el crecimiento económico no puede medirse solo en hectáreas forestadas o en metros cúbicos de madera exportada, sino en la calidad de vida de los correntinos. Mientras el gobierno de Gustavo Valdés siga apostando por un modelo que concentra la riqueza y profundiza la desigualdad, el futuro de la provincia estará marcado por la exclusión y la dependencia económica. #Corrientes #Forestación #Desigualdad #GustavoValdés #Empleo #JusticiaSocial

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