Pavimento y asfalto: un gobierno más engañando al pueblo de Corrientes

El gobernador Gustavo Valdés continúa con su estrategia de inaugurar obras superficiales a pocos meses de las elecciones, mientras la pobreza en Corrientes alcanza cifras alarmantes y la ciudadanía clama por soluciones reales. Este martes, Valdés se presenta en Ituzaingó para inaugurar 24 cuadras de pavimento en el barrio de 100 viviendas y 50 cuadras de iluminación LED en el B° San Francisco, buscando deslumbrar a los vecinos con promesas de progreso y modernidad. Sin embargo, la realidad que viven miles de correntinos dista mucho de la imagen de progreso que intenta vender el mandatario.

CAMPAÑA POLÍTICA O REALIDAD SOCIAL

El panorama social en Corrientes es desolador. La pobreza en la provincia, que afecta a más del 38% de la población, muestra un contraste cruel con las obras de pavimentación que Valdés presenta como un logro. Mientras en la capital provincial y en muchos pueblos del interior, las familias no logran cubrir sus necesidades básicas, el gobernador continúa inaugurando pavimento como si eso fuera la respuesta a las necesidades urgentes de la gente. En cada rincón de la provincia se escucha el clamor de los ciudadanos, quienes no pueden más que levantar carteles que dicen \”el pueblo no come asfalto\”, reflejando la frustración ante un gobierno que prefiere invertir en obras de visibilidad política antes que en la lucha contra la pobreza y la desigualdad social.

¿De qué sirve pavimentar calles cuando más de un tercio de la población vive en la miseria? ¿De qué sirven las luces LED en un barrio, cuando las familias no tienen ni siquiera para comer, y los jóvenes de la provincia se ven obligados a emigrar en busca de oportunidades laborales? La respuesta parece clara: Valdés busca, a toda costa, generar una imagen de progreso artificial para ganar votos, pero las necesidades más urgentes de los correntinos siguen siendo ignoradas.

EL GOBIERNO NACIONAL Y LA CRUEL REALIDAD LOCAL

En el contexto nacional, el gobierno de Javier Milei celebra la disminución de los índices de pobreza, destacando que la pobreza se redujo al 38,1% en el segundo semestre de 2024. Sin embargo, este dato es insuficiente cuando se considera la situación de los miles de correntinos que siguen esperando una respuesta a sus problemas más urgentes. El discurso de la \”baja de la pobreza\” parece lejano y vacío cuando la gente en el interior de la provincia sigue viviendo en condiciones precarias. Si bien algunos números nacionales indican una leve mejora, la situación social en Corrientes sigue siendo dramática, y el gobierno de Valdés no ha hecho lo suficiente para revertir la situación.

El mandatario provincial sigue apostando a la campaña de imagen, inaugurando obras como si fueran la solución definitiva, mientras el pueblo se enfrenta a la cruda realidad de una pobreza que no entiende de asfaltos ni de luces. El gobernador parece más interesado en lo que se ve, en lo que brilla, que en las necesidades reales de la gente. Pero la gente ya no se deja engañar con promesas vacías. La sociedad está pidiendo soluciones concretas: empleo, educación, salud, y sobre todo, la erradicación de la pobreza.

UNA GOBERNANZA DESVINCULADA DE LA REALIDAD

En la provincia de Corrientes, los indicadores sociales demuestran la desconexión del gobierno de Valdés con la realidad. Mientras las familias luchan por llegar a fin de mes, Valdés se muestra orgulloso de obras que no atacan las causas profundas de la desigualdad. La provincia necesita urgentemente políticas que generen empleo genuino, educación de calidad y un sistema de salud que no sea un lujo inaccesible. La pobreza no se combate con pavimento, se combate con trabajo, dignidad y oportunidades para todos.

Es hora de que Valdés y su gobierno dejen de mirar hacia otro lado y empiecen a trabajar por una provincia que no siga siendo un feudo donde unos pocos disfrutan de los beneficios del poder, mientras millones de correntinos se ahogan en la pobreza. La provincia de Corrientes necesita un cambio, y ese cambio debe llegar a través de políticas públicas reales y comprometidas con el bienestar del pueblo, no con el brillo de las luces LED ni con la promesa de más asfalto.

LA VERDADERA BATALLA POR LA DIGNIDAD DE LOS CORRENTINOS

Los correntinos ya no pueden esperar más. La verdadera lucha no es por más pavimento, sino por una vida digna. Si Valdés realmente quisiera dejar un legado positivo en su gestión, debería empezar a escuchar a su pueblo y dejar de ser cómplice de una campaña de engaños y superficialidad. El pueblo necesita pan, educación y trabajo, no solo asfaltos que no alimentan, no curan y no educan.

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